Por Miguel Angel Cid Cid
No era un rumor; tampoco una especulación. Los seguidores de Abel Martínez lo decían a boca llena: ganarle a Monchy Rodríguez será un guiso. Un manjar más sabroso de los que sirven los comedores económicos. Por eso el domingo pasado, en los colmadones y aceras de la ciudad de Santiago, se hacía estómago y se bebía sin cuento a ritmo de Abel, Abel, Abel.
La receta, decían, estaba cuadrada 2 a 1; es decir, dos pollitos lindos por un patito feo. Pero a alguien se le ocurrió echarle jabón a la paila hirviendo: un peledeísta, en un confuso incidente, le arrancó la vida a Erasmo Medina Espinal, de 39 años, de un balazo en plena cara.
Abel aclaró que Medina Espinal fue asesinado por un seguidor de Monchy vinculado al narcotráfico, supuestamente Santiago Vargas Silverio, de 45. Pero el ambiente venía caldeándose desde días anteriores.
Las cancelaciones de puestos públicos a peledeístas se sucedían por docenas; los nuevos nombramientos, por igual. Era una puja al estilo de «quien tenga más saliva que trague más hojaldras».
Las cancelaciones se percibían como retaliación a los seguidores de Abel. En cambio, los nombramientos a vapor fue una movida que supone el mal uso de los recursos de la Cámara de Diputados.
Informaciones confiables establecen que el resultado final de las primarias, con el 100% de los votos computados, no se alejaron de los pronósticos. Abel obtuvo el 65% de los votos válidos. Mientras que Monchy, a pesar de su aceitada maquinaria, sólo alcanzó el 35%. Una paliza en forma.
José Izquierdo, miembro de la CNE, me dijo satisfecho que «por primera vez en 20 años, el PLD tiene posibilidad de recuperar la plaza de Santiago. En 1990 la ganamos, y en 1994 la perdimos, a partir de ahí, ha sido imposible recuperar la alcaldía en la Ciudad Corazón. Y eso, que hemos triunfado casi en todas las elecciones nacionales; sean estas presidenciales, congresuales y municipales. Es ahora cuando tenemos un candidato que prende en el electorado local y ese es Abel Martínez».
La mayoría de dirigentes morados locales declaran, sin embargo, que para ganar la alcaldía hay que garantizar la unidad. Que la situación electoral está demasiado caldeada. Y que nadie puede ganar solo.
Por consiguiente, el reto del PLD en Santiago será superar el histórico tercer lugar electoral. Desde 1994, el máximo de votos morados no supera los 59 mil sufragios.
¿Logrará Abel Martínez, entonces, sumar a Monchy a la campaña municipal?. Sólo así podría batallar con fuerza para ganar las elecciones próximas.
En general, las primarias moradas al ¿concluir? dejan un saldo trágico a nivel nacional. Dos personas perdieron la vida. Más de 14 resultaron heridas. Lidio Cadet, presidente de la CNE y Reynaldo Pared, Secretario General, minimizaron esos graves hechos en rueda de prensa.
Aparentemente, la llegada del PRD al PLD le transfirió, a éste último, la tradicional violencia en sus célebres convenciones internas. No obstante, aquello era asunto de sillazos, empujones, y «entren tó, coño».
En las del PLD, las diferencias ideológicas se resuelven ahora a lo vaquero: a puro plomazo.
De modo que el desafío del corporativo morado, más que ganar puestos en el gobierno, será superar la estela de violencia desatada en su interior. La tarea es difícil, pero no imposible.
Sobre todo si entienden que un cargo público no vale una vida.
En Santiago de los Caballeros, las primarias, además de la persona muerta, dejaron heridos por doquier. Y aún persisten las acusaciones temerarias. Los Monchistas piden la anulación de las primarias en el municipio. Denuncian que el padrón electoral fue dislocado por Félix Bautista, con el propósito de beneficiar a su pupilo, Abel Martínez.
¿Alguien alcanza a ver algún punto de encuentro entre estos dos flamantes políticos?
Que recuerden que quien pierde la cabeza, lo pierde todo.